LA PLAGA
La plaga se me antoja un libro excepcional, en el sentido
de "fuera de lo común". En estos tiempos en que la poesía
parece identificarse de modo unívoco con la lírica, Raúl
Alonso ha elegido escribir un poemario predominantemente no lírico.
La ópera prima de este joven cordobés, merecedora del accésit
del "X Certamen de Poesía Rosalía de Castro", se ha
dado a la búsqueda de su propio molde formal alejándose de modas
y corrientes, no por un ingenuo afán de originalidad, sino por imperativos
artísticos. Y es que La plaga es un libro de pensamiento, sin dejar
por ello de ser poético. Y Alonso un poeta que aspira a pensar el mundo,
puede que como Nietzsche o - más cerca - Jesús Aguado, a lo
que quizás le ayude su formación filosófica.
En esta ocasión, a través de sus tres secciones ("El Zumbido",
"La Metamorfosis", "El insecticida") el poemario se ocupa
de la "plaga" que asola la conciencia y el corazón de cada
televidente, navegador, lector o radioyente (es decir, de cada uno de nosotros)
en estos días que algunos llaman "postmodernos". Seguramente
se trata de un tema sobre el que el autor ha reflexionado al margen de los
versos, pero es en cada poema, y en la estructuración de un libro tan
precisamente trabado, donde adquiere una formulación artística
iluminadora. Para ello el autor adopta una estética cercana al cómic,
al reportaje televisivo, y al cine de serie B, implicándonos, como
espectadores y como víctimas, en la propagación de un hipotético
mal postmoderno (cuyos síntomas son la asentimentalidad, la ausencia
de pensamiento, la manipulación, la soledad radical...), metaforizado
en un enfurecido enjambre de tábanos que recorre el planeta. La reflexión,
cada vez más desnuda, avanza en forma de imágenes. Véase,
como ejemplo, "Fotografía/s": Un cobrador del frac espera
/ a la salida de una tienda de joyas. // El sol le da en la cara y encoge
sus ojos. / En su frente húmeda se queda pegado algún cabello.
// Un tábano inyecta su trompa / cerca del oído.
El poemario corre el peligro a veces de provocar un gesto de escepticismo
en el lector, a causa de sus recursos fantásticos. Pero el autor trata
de corregirlo mediante una serie de inteligentes recursos literarios dirigidos
a eliminar las fronteras entre ficción y realidad. Así, nos
dice brevemente en una nota inicial: Los hechos que van a ser narrados a continuación,
están ocurriendo en directo y en tiempo real. Y ya desde el primer
poema: Mire en cualquier dirección y vea el insecto. / Se aproxima
y usted no puede esquivarlo. En la segunda parte, "La Metamorfosis",
este efecto trata de acentuarse mediante el uso acusado de la segunda persona
(en apelación directa al lector): en el fondo, la plaga somos nosotros
mismos.
Pero el libro, además de una dramática reflexión, no
exenta del necesario contrapunto de ironía (léase "Postmodernidad":
Y a ti / ¿qué mosca te ha picado?), contiene una propuesta de
salvación, expresada en poemas tan hermosos como el que lleva por título
"Teodicea", un canto whitmaniano, hímnico, que supone toda
una propuesta de ordenación del mundo. ¿En qué consiste
dicho "insecticida"? Como ya he apuntado antes, las propuestas de
Raul Alonso adoptan su formulación ideal en el poema, por lo que lo
más adecuado será que cada lector se acerque a averiguarlo.
No se arrepentirán.
Puede que por sus logros e intenciones La plaga se aproxime, ya que no al
poema lírico, a una especie de teogonía, sobre todo en la parte
final. En cualquier caso, se trata de un primer libro valiente, digno de un
poeta fugitivo e inquieto, que agradará a los amantes de aquellos autores
que, ávidos de conocimiento, se aventuran a poner en duda la realidad
tal y como se nos presenta.
La plaga,
Raúl Alonso,
Follas Novas, colección "Los libros del caracol",
Santiago de Compostela, 2000.
Juan Antonio Bernier