Antonio Luis Ginés

 

PERDICIÓN

Méndez tenía fama de despiadado. Caminaba por el parque con las manos en los bolsillos dentro de su amplia gabardina; no era indicio de nada, siempre las ocultaba, ese as en la manga. Las primeras canas dieron paso a otras y ahora su cabello es casi totalmente gris, conserva la complexión fuerte de un tipo que ha andado en mil batallas, contra mil adversarios, pareciese que mira la luz reflejada en los árboles, la hermosura de este día de invierno, si no supiese quién es diría que parece buen tipo, un padre ejemplar de familia, un hombre relajado que merece disfrutar de la vida. Saca una mano y coge una hoja que flota en el aire al vuelo, siempre fue muy rápido
De pronto un nublado tonto se lleva casi toda la luz, los reflejos dorados y lo opaco lo inunda todo. Méndez esconde la mano en el bolsillo, camina despacio como no lo he visto antes. Dicen que se jubiló, que tiene por ahí algún hijo perdido, algún nieto perdido que le hacen un poco feliz.
Aún no me ha visto, le observo desde el otro lado del parque, justo donde comienza la avenida.
Es él, tan despiadado como siempre, tanto daño, tanto sembró que no es posible que de esos granos salga amor.
Se va acercando. Me dijeron algunos de sus íntimos que tiene animales en casa y los cuida, que ha cambiado radicalmente, que hace obras de caridad desde el más puro anonimato, aunque nadie me asegura que duerma bien por las noches.
Yo no pego ojo. No puedo. Méndez sabe por qué. Levanta la vista y me escruta con esa mirada suya, no sé si me reconoce, estamos cerca, podemos oír uno las pisadas del otro, las manos en los bolsillos hasta el fondo, como si buscara algo.
Estoy sudando por la espalda, también llevo las manos en los bolsillos. Vamos a cruzarnos, entonces él esboza una leve sonrisa mientras saca una mano.
Disparo a quemarropa. El tipo cae lentamente, boca abajo. La sangre fluye como un manantial inagotable. Consiguió sacar el puño cerrado, lo abro y dentro hay una hoja de un árbol.
Méndez volvió a estar más rápido,
pero yo podré dormir por las noches, podré.