Poesía  
 

 

Leopoldo María Panero, hijo del poeta Leopoldo Panero y hermano del también poeta Juan Luis Panero, constituye una genial excepción en la literatura española del último cuarto de siglo. Su áspera biografía, en la que no faltan ni la cárcel política, ni una intensa relación con las drogas o los manicomios, a veces ensombrece su poesía, teñida siempre de una obsesión por el límite y el abismo. Panero es un poeta excepcional y excesivo, acaso la Negra Flor, la Flor de olor más intenso y mortífero de toda la poesía española del siglo XX. Leopoldo María Panero, Scardanelli, el Desdichado.

 

IV

SÚCUBO

Y me encontré una mujer frente a mí,
y le dije: no tengo pelo,
soy un pez. Y ella me dijo: conocerás el mar, esa ancha tumba
en que nada el Kraken
y se pierden los barcos.
Y era como descubrir en un barco, de noche
a la luz de las estrellas
que está uno abrazado al diablo,
a esa mujer, esa limosna
que sólo él puede ofrecerme
y cuya mano acaricia torpemente
las cuencas vacías de mis ojos
en ese albañal que tengo por juguete
y por figura; y le dije entonces:
he tenido comercio con la nada.

 

XXIII

Mujeres que aparecen ahorcadas al amanecer
¿dejó algún rastro el hombre de las muñecas?
Cuando este poema ha terminado
hay huellas de sangre en mis manos.

De PIEDRA NEGRA O DEL TEMBLAR, (Madrid, 1992)

 

CAPTAIN HOOK


a Steven Spielberg

El Hijo de Dios en mi cabeza
calva como la del Captain Hook
y una flor crece sobre mi cabeza
calva como la del Cartain Hook
y un niño la poda y deja caer
sobre el estiércol infinito
que es la tierra de Hook, y un grito
para saciar la tempestad.

*

Restos de comida dibujan la silueta
del manicomio
y he aquí que sale un hombre
a recoger las heces.
He aquí los hombres que masticó la vida.
La muerte, la única que no mastica.

De LOCOS, (Madrid, 1992)

 

EL LOCO

Carta 0

El estupor de uno mismo
a una rosa yace ahorcado
en la oscuridad de unos ojos
sale la caza del venado

EL ERMITAÑO

Carta VIIII

Sólo estoy a la luz unido
la catacumba atravieso
sin nada salvo mis ojos.

LA MUERTE

Carta XIII

Del suelo surgen espadas un yelmo vence a la nada.
Es escudo de mi espíritu

es una flor a sí misma atada
pues no parece la sombra
sino que en sombras se transforma.

 

EL DIABLO

Carta XV

Iniciado: La muerte no existe
a alguien le dijo Pessoa:
la cabeza del diablo en mis dientes yace atada.
La luz es peor que la muerte
si no obedeces a mi espada
yo mismo soy el diablo,
el viudo, el tenebroso, el desolado,
yo como él, soy el Desdichado:
que perezca la flor
y no mi hado:
yo soy la llave en sombras
de la muerte.