Contenido HwebRA 5 Contenida de poesía

 

 

Nací en Huelva en el año 1977 y es esta misma ciudad donde he pasado mi infancia y adolescencia. Le debo mi afición a la literatura a mi madre, a unas cuantas buenas amistades, a muchos de los profesores que he tenido y a escritores tan diversos como Juan Ramón Jiménez, Cortázar, Delibes, Borges o Cernuda. Cursé estudios de Magisterio en la Universidad de Huelva y allí conocí a Alberto Manuel Campos, profesor de literatura que influyó en mi visión de las letras de forma definitiva. Durante los últimos cinco años he cursado estudios de Psicología en la Universidad de Sevilla. Tuve la ocasión de recitar mis poemas recientemente (Mayo de 2003) en el marco del II Ciclo de Poesía en la Facultad de Filosofía y en el ciclo de lecturas del bar 1900 (Huelva, Diciembre de 2003). Hasta el momento, no he sido premiado ni publicado. Mi obra se compone de:

POESÍA
Donde nunca has estado (2001)
Acercamiento (2003, libro al que pertenecen los tres poemas)
Resurrección de un libro (en preparación)

NARRATIVA
Cometiendo errores (2001, libro de relatos)

 

 

 

 

RESULTADOS E INTERROGANTES

Alguna vez, uno se pregunta
qué sucederá después
de tantas tardes de domingo,
después de tanto malestar
y de este amargo temblor
que el güisqui de la noche deja,
como un estigma, en mis brazos.
Y, ahora, que el sol se oculta
y la lluvia nos hace abandonar
con prisa las conversaciones
sobre las mesas de las cafeterías,
qué sucederá después
de este viento emergente,
de este noviembre trágico
que llega anunciando días
con un sabor póstumo.

Si, después de todo,
nada sobrevive al amor de dos cuerpos,
además de la soledad conyugal
que dejan en las sábanas húmedas,
qué significa, pues, este acercamiento,
este buscar en mi pecho el descanso
de tu frente manchada de oficinas,
qué se esconde detrás de las horas,
conversaciones y lugares repetidos
en que jugamos a imitarnos,
detrás de esta rutina pacífica
que robamos por pura envidia
a una pareja de enamorados.

Qué significa este acercamiento
si ya no sufro la insistencia
de las miradas de Hebe y Apolo,
si no me siento capaz de ponerte nombre,
si todavía estoy buscando mi epopeya
y admito entre dientes, casi sin voz,
que mi vida no me exige la urgencia
de un exilio lejano y romántico.
Qué habrá detrás de estas voces
que se filtran a través de la memoria
y me hablan de ausencia y de deseo.

Con la llegada de la noche, se impone el silencio
y la calma inicia su riguroso retorno.
Mientras desciendo los últimos peldaños del poema,
llega la calma y vuelvo los ojos a lo escrito
y me pregunto con miedo si nos queda algo por vivir.
Me pregunto
si me queda algo por decir, ahora,
que me he acostumbrado a vivir con la nostalgia
y con esta profunda obsesión
de sostener todo el peso del cosmos
en un solo verso.

 

Ottawa.

De aquella mañana recuerdo
un olor a decepción en la casa,
el vacío de no haber encontrado
una palabra abierta al tiempo
o aquellos nudos que me ataban
a redes de versos vagos e imprecisos,
tantos recuerdos de una mañana
que ya se aleja del presente,
aunque vuelve como el calor
insistiendo en afectar el ánimo,
tantos recuerdos
porque en la vida nada sucede aislado
y todo lo que ocurre se une, se enlaza
a otras tardes, otras músicas, otras pérdidas,
y quién iba a decirme entonces,
cuando acudía a la camisa solemne,
al gesto elegante, a la puntualidad,
cuando los días giraban en torno a Helena
y era su cuerpo un tesoro en mares del sur,
quién iba a decirme entonces
que, después de atravesar las calles
en busca de la intimidad del almuerzo,
después de las preguntas inquietas
y del diálogo amable de nuestros brazos,
iba a encontrarme de repente con la imagen
de una crueldad que no sabe de nostalgias,
con el letrero de la taberna tirado en el suelo,
con aquellas letras copiadas de alguna película
cubiertas por el polvo, sometidas
a la humillación de las pisadas anónimas.
Nada sucede aislado
y el final de los días de esta taberna
se parece demasiado a la distancia
que nos impusimos casi sin darnos cuenta,
esa distancia que aceptamos sin pensar.
Y, quizás por eso, ahora recuerdo los domingos
en que este lugar era el refugio
donde creíamos encontrar el tiempo
que malgastábamos en los despachos,
las largas horas del trabajo ya perdidas.
Y no me consuela la mano que me ofreces,
algo que dices y yo no quiero escuchar.

Miro el polvo que mancilla los recuerdos
de tantas noches que poblamos de cerveza y libros
y pienso que este lugar ya nunca será
aquél donde se daban cita los poetas.
No queda sitio para el consuelo
entre tanto olvido forzoso,
ahora ya no nos queda siquiera
la voz de Nina Simone que, tantas veces,
cruzaba los breves silencios deshaciéndolos,
my baby just cares for me,
ya no queda nada de aquellas noches.

Deca logos.

A Álvaro

 

Ama los verbos que viven
abrazados al pensamiento,
déjate sorprender
por el vuelo otoñal de las hojas
que los árboles desestiman,
no dejes escapar la melodía
que transporta la profundidad del aire,
pasea, embriágate de risa y canto,
acomódate sobre la esencia de la palabra
sin maquillaje, gramáticas, ni psicologías,
no olvides que el epílogo
se escribe en el recuerdo,
entierra los gestos fugaces y las despedidas,
evita pensar en las consecuencias del deseo,
disfruta de la nostalgia irreal que te producen
los cuerpos y las ciudades.