Poesía

 

 

 

 

VICENTE LUIS MORA

 

(Las tres églogas que presentamos fueron publicadas dispersamente a lo largo del libro Mester de cibervía, por la editorial Pre-textos en Valencia y abril de 2000. El título (Eglogas de cibervía) es responsabilidad nuestra).


ÉGLOGAS DE CIBERVÍA


ÉGLOGA PRIMERA

Y en cuanto esto se canta,
escucha tú el cantar de mis pastores
Garcilaso, Égloga I

El dulce lamentar de dos factores
silicio juntamente y memorioso
andamio de engranajes va granando
un mundo que de datos proceloso
sus quejas recupera por colores
de pacer olvidadas escuchando

así ganó callando
un nombre en todo el mundo
y sin perder segundo
agora está atento sólo y dado
al ínclito gobierno del estado
porque ese Estado del que tú eres parte
comienza por los dedos a estrujarte
pues Internet no cederá en su arrojo
representando en tierra el fiero Marte
que deja tras la guerra cual rastrojos
y en franca desventura
a todos los que presos de locura
refrenarle quisieron con los ojos

Se difunde Y terreno va ganando
el curso tras los ciervos temerosos
que en vano su morir van dilatando;
espera, que en tornando
a ser restituido
al ocio ya perdido
luego verás ejercitar mi pluma
por la infinita innumerable suma
de ramas que la Red abre y sutura
canal en densa y grávida espesura
que vasto manto ofrece
y oculta el otro sol por cuanto crece
a lo hondo y después hasta la altura

En tanto que este tiempo que adivino
tan vacuo y vil con dioses sin corona
y reyes coronados sin motivo

propicia preguntar por su destino
por leyes que regulen su persona
mas de cualquiera ingenio peregrino
ha de surgir pregunta ante su nombre
es Internet y no es respuesta el hombre

Saliendo de las ondas encendido
tu ordenador lector es una puerta
por donde un agua clara con sonido
puede salir o un turbio laberinto
aferra cual Teseo cuerda al cinto
o no la dejes nunca en par abierta
la vasta Red lector no es buena o mala
pues vida o muerte da la misma bala

 

ÉGLOGA SEGUNDA


Me asomo con pereza a la ventana
un reloj digital en un comercio
me da las dos cincuenta de la noche
y no hay apenas tráfico ni ruido
sólo el pulmón de la ciudad respira
con su ronco desacompasamiento
a veces pasa uno por la acera
a veces pasan dos y no se hablan
no hablan nunca pasean calle arriba
y luego calle abajo sin mirarse
los unos a los otros qué les mueve
hombres oscuros solos cada noche
con su uniforme traje gris bufanda
tergal con estampado y mocasines
por la espina dorsal de la mañana

esos rostros nerviosos me deprimen
vuelvo la vista cierro la persiana
y regreso a Internet que siempre espera
con sus miles de brazos que se abren
ante mis ojos faltos de cariño
me muevo por los clubes de baja estofa
algún lupanar amplio con mulatas
y descuentos si usas visa oro
estoy un rato allí luego me muevo
a un strip-web con una chica rubia
que tiene varios rostros virtuales
para elegir la actriz que más te ponga
o la topmodel más-cara y maciza
elijo Cindy Crawford con el rostro

angelical y fiero de la Pfeiffer
por un momento es todo tan real
me mira y me pregunta que qué quiero
a ti respondo esa opción no existe
contesta en un lenguaje monocorde
me ofrecen a desnudo b sorpresa
escojo b sorpresa y aparece
besándose con Maribel Verdú
no puedo resistirlo y eyaculo
como un adolescente en los calzones

entonces es entonces cuando miro
mi traje tergal gris chaqueta oscura
y abajo los pulidos mocasines
y allí junto al abrigo la bufanda
y pienso en qué hora es y en que estoy solo
y en cuántos estaremos navegando
internet calle arriba y calle abajo
por la espina dorsal de la mañana
y miro en la pantalla y me deprimo
hay un rostro nervioso reflejado



ÉGLOGA ÚLTIMA

Jenny es una chica estadounidense que desde hace
unos años tiene una web-cam colocada en su dormitorio,
conectada a Internet 24 horas al día. Es la cámara en
directo más visitada de la Red.

A PORTRAIT OF JENNIE (1948, dirigida por W Dieterle)

Jenny se despereza en la mañana
saluda a medio mundo desde el lecho
guiñándole a su novio conectado

Jenny ya se ha duchado y se prepara
para ir a clase escoge ropa íntima
sostén a cuadros frente al objetivo

a veces se le olvida que la miran

Jenny ha llegado a clase de informática
conecta con su propio domicilio
su madre está arreglándole la cama
rebusca entre sus cartas profilácticos
o informes sobre análisis de sangre
Jenny con suavidad le lanza un beso
Jenny se va a comer con sus amigas
hay chicos que la observan de reojo
sólo por la mirada Jenny sabe
quién se conecta tarde por la noche
para verla ponerse el camisón

Jenny llega a su cuarto a media tarde
se graba merendando el bocadillo
consulta los e-mails desde Sudáfrica
poemas que alguien manda desde España
Jenny se despereza en la mañana
en un idioma antiguo que no entiende

Jenny ha salido a recibir a Frank
el novio con quien duerme los domingos
que sus padres están de vacaciones
deben de ser los únicos del globo
que ignoran que su hija les engaña

Frank sonríe a la cámara y saluda
se sabe conocido y envidiado
Jenny deslía el pelo largo rubio
no es la más guapa pero nos hechiza


oh Jenny qué te mueve a introducirnos
en las sábanas blancas de tu vida
oh Jenny compartiendo el bocadillo
aunque nos pese el desajuste horario
por qué de la ventana de este cuarto

pasamos a meternos en el tuyo

acaso no es más tímido quien muestra
que quien contempla el raro anonimato

el show de Jenny Truman

la caída de sueños en directo
la pérdida de esa adolescencia
ante cada voyeur del universo

para nosotros viste el uniforme
de su antiguo colegio se unta aceite
hidratante de coco ante la cámara
sí Jenny es nuestra novia la de todos
es la novia de América y del mundo
virgen maría y Frank es el josé
del que siempre pensamos que qué pinta

por vanos que parezcan tus asuntos
por tristes que resulten tus historias
o esas citas que no salen jamás

recuerda que aún te queda este consuelo
Jenny está desnudándose por ti

Oh Jenny gran hermana de tu miedo