Volver
Tina Suárez Rojas
AL Margen

 

 

 

 

Beatriz Price Huellín


Al decir que no me habías visto,
mientes.
Suponías
que
al acercarme a tu piel (entre las sábanas que le
qui-
tamos a tu madre) no tocabas lo que escondías
entre las manos.

No
dijimos mucho. Estúpido ascensor, el mío, que
decide des-
prenderse cuando aún no he terminado de
levantarme.
Música, vino
rosado (malísimo). Un libro romano y
la certeza de que
esa sombra oscura me acompaña hasta
todas
las esquinas. O hasta la próxima. Eso
se dicen los conocidos cuando no quieren
volverse a

encontrar.


NO SE ACORDABA

tal vez
ara tan duro como el suelo, o
se clavaba en la piel a mordiscos.
Le esperaba con los ojos
mojados, y otra
cosa. La boca seca, sonríe. El
pecho se cae por ambos lados
y se enciende una luz como
de cocina blanca, después
amarilla para hacer sombra en
las manos. Besos largos, rojos,
besos.

 

Al inicio de la página