VIOLETA C. RANGEL

 

HOLLY, LA DE LAS HORAS NEGRAS



Hoy, querido, me rozan los tacones

y la luz se va en lo mejor del polvo.

La lluvia muerde un corazón.

Mi coño admite tus tarjetas.









SUPÓN POR un momento que tu vieja por cien pavos

se lo hace en los camiones con cualquiera,

que la bofia por dos gramos te manda pal talego,

que el cabrón de tu vecino le ha metido

por dos veces fuego a tu garito,

y ese menda te ha dejado un marrón en las entrañas,



que estás viva,



tan completamente viva, que qué importa

ponerles por delante el pastelito envenenado

que guardas en los muslos,

mar adentro.



de La posesión del humo







a Carlino Lenzuolo



EL TEMA era Madrid,

Madrid, toda esa peña

dispuesta a socorrerte, a descubrirte,

a envenenarte, a darte cal, a darte arena.

Aquel viejo podrido en el andén,

capaz de encalamarte, si se tercia,

hasta sus piños

por dos copas de ginebra.

Los camareros desmochados del Gijón,

las chinches de Carretas,

el rey, chaval, toda su recua.



Oye, nena, aquí hay que mamar o, en fin,

date por muerta.



Madrid, Madrid, Ħqué flipe de ciudad,

cuántas porteras!



de Para nada