DIEGO GRANADOS

 

 

ESTETICA

 
Tascó freno el caballo
y su equilibrio
germinó en espiral
-surtidor de carne y geometría-
para alcanzar el cielo en su belfo de espuma.
 
Abajo, por el suelo,
caido el domador y la montura...
la herradura artificiosa...
el acial...
los excrementos...
 
 
 
ANGUSTIA
 
Suspendido e inmóvil, solitario
en la quietud serena y transparente
de ese cielo que llena de vacío
la eterna inmensidad de nuestra angustia,
rodeado de estrellas siento en mí
"la soledad sonora" y "la callada
música" que en la nada me sepultan
y, en mi sed de infinito, me hacen ver
"la tristeza inmortal de ser divino".
 
 
CONGOJA
 
Escondida en las horas de la noche
que jalona la playa de misterio,
una pena se clava en el costado
del murmullo del agua que, en la arena,
se hace llanto con lágrimas de espuma
y queda, junto al mar, desfallecida.